LA RED DE ALAIN

CAPITULO VIII

No podía ser cierto. Era imposible. ¿Como había llegado hasta la taquilla esa maleta?. Era una sansonite, gris y con la cara de Hello Kitty. Igualita que la suya. Se acerco a ella y comprobó que efectivamente era la suya. Tenía un arañazo en el asa y....si era la suya. Por un instante recordó el día que fue con una amiga a lavapies y después de comprar anillos, pulseras y collares, vieron la maleta y a Chantal, se le encapricho.
¿Pero que demonios hacia allí su maleta? ¿Como había llegado hasta la taquilla nº7? ¿Y como la habían cojido de su casa?.
El mendigo borracho volvía a la carga.
- Madame, ¿es ud. soltera?-
- ¿Y a ud.que le importa? (Lo dira por la maleta de Hello Kitty....) o por lo fea que soy, ja, ja,ja. Eso era un chiste del que se acordaba.
Cojio su maleta y salio disparada, antes de que el mendigo le diera la vara otra vez.
Se dirigió hacia los baños, entro y olia a mierda que tiraba para atras. Pero estaba histerica y necesitaba ver lo que había dentro.
Y si resulta que dentro había una mujer tonta como ella y descuartizada. !Que imaginación¡. Eso solo ocurría en las novelas y todo esto era real. Ella era la protagonista y aunque lo estaba pasando fatal, el contrasentido era que lo estaba pasando de miedo.
Por fin, puso la maleta sobre una taza, se arrodillo y justo cuando se disponía a abrirla, alguien entro en los baños. Dejo de respirar y estiro las orejas. Los pasos se acercaban cada vez más a su puerta. La manivela se movió. Silencio. Los pasos se fueron.
Uf, casi le da un ataque al miocardio. Una vez más, iba a abrirla, cuando de nuevo escucho que alguien entraba. Esta vez, eran dos personas que susurraban y reían. Las escucho entrar en la cabina de al lado. Comenzo a oír gemidos y más gemidos. !Merde¡ estaban dándole al polvo, los muy oportunos. Hubo un momento en que se excito, pero también paso por su cabeza que la maldita maleta podía tener una bomba. Por lo menos los de al lado, morirían con las botas puestas, pero ella la palmaria por ser tan estúpida.Cansada de que no acabaran nunca, decidió abrirla.
Había un vestido de fiesta rojo precioso, unos zapatos plateados de super tacón, un chal plata haciendo juego con los zapatos. Su neceser de pinturas y apechusques de aseo.....y un sobre negro.
- ¿Y la ropa interior?. No había rastro. Abrió el sobre sin demora. Una tarjeta de las de siempre y un billete de tren con destino Niza, que salia en 20 minutos.
Cerró la maleta y salio despavorida asustando a los amantes de la merde. Buscó el anden,bajo las escaleras y se subió al tren sin pensar. Una vez colocada la maleta y ya sentada en su asiento de ventanilla. Es cuando pensó.
- estas loca Chantal ¿ donde vas? y ¿porque no?,esto era un juego, arriesgado, pero divertido y emocionante. Esto solo se ve en las películas y sale bien, ¿porque no voy yo a tener esa suerte?.
No tenía móvil, no podía avisar a su marido ni tampoco al pobre Pierre, que seguramente se había quedado preocupado. En fin, que les den, esta es mi historia y no voy a dejarla.
El viaje transcurría con normalidad, el paisaje era digno de ver, la campiña, los pastos, ese aire de cuento antiguo le fascinaba. Se acordó del sobre negro y lo abrió.
"Dama Blanca, estas arriesgando mucho, estas sola sin tus fichas, pero el viaje lo merece?
Niza, vestido rojo y puerto marítimo.
Rey Negro".
- Hummmmmm me da un mal. Mom Dieu!!!!!!
Se quedo medio adormilada, cuando paso el revisor le pregunto cuanto faltaba, parecía que poco.
Se dirigió al baño, no había ducha lógicamente, arreglarse allí era imposible y menos con el traqueteo del tren.
Al fin llego a su destino. Busco rápidamente los baños. Menos mal que estos no olian tan mal. Pero tampoco tenían ducha. Era una mujer llena de recursos, se lavo el pelo en el lavabo, los sobaquillos y lo complicado fue la entrepierna. pero como buena deportista, con un pie en la puerta y el otro pa rriba, pudo conseguir dejarse los bajos limpios como la patena. Se seco el pelo, se pinto la cara, no mucho para no parecer una puerta y se puso unas gotas de su perfume favorito Chanel nº5. En las muñecas, en el cuello y como no, en el parrus. Se puso el vestido rojo y sin nada debajo !Claro¡, eso eran las normas. Cuando salió de Boxes, no había hombre o mujer que se le quedara mirando con admiración. Estaba espectacular. Andaba con paso firme y seguro y radiaba una belleza salvaje que a nadie dejaba inadvertido. Paró un taxi en la parada y le mandó al puerto deportivo. Cuando se bajo del auto, pensó; Bien y ahora ¿que?. Comenzó andar por sus pasarelas entre barcos y yates a cual más bonito. Al fondo de uno de los atraques había un pequeño barco pesquero, que desentonaba con todos aquellos magnates del mar. Allí había un hombrecillo barbudo que le hacía señales. Ella miro hacia detrás. ¿Sera a mi?. No había nadie. Estaba claro que si, que era a ella. Se acerco sin paso firme y seguro.
- Ale, ale Madame monte s´il vous plaît.
Torpemente se subió al barcucho de pesca y como tal, el olor a pescao, era nausabundo.
_Si lo llego a saber me pongo los vaqueros y las gotas de chanel las cambio por l´eau de marisque.
Entre el meneo y el olor no se dio ni cuenta del tiempo que llevaba allí, ni tampoco de que se acercaban a un yate de unos 30 m de eslora.
¿Estaba soñando?.
Allí en la escalerilla esperándola y vestido con un esmoquin negro, estaba.............¿SU MARIDOOOO?.

CONTINUARA......