jueves, 28 de enero de 2010

LUCECITA 2ª PARTE



!Que horror¡... Era el. Pedrín.
Cuando eran niños iban al mismo colegio, eran los bichos raros de la clase. Los feos, los gafotas, los tontos, aquellos a los que se podía insultar, pegar y gastar bromas de mal gusto. Brillantes estudiantes, introvertidos en un mundo extraño que les rechazaba por ser diferentes. A ella, le costo ser su amigo, pero al final se dio cuenta que era el único que le saluda por las mañanas, o el único que le pedía la goma de borrar.
Un día les mandaron hacer un trabajo en parejas y como no, acabaron juntos haciendo aquel maldito trabajo. Fueron a su casa, a su cuarto. Plagado de libros hasta el techo, impersonal y triste, ni un solo poster de alguna chica pasando calor y nada que delatase la mente de aquel muchacho alto y desgarbado con orejillas de soplillo. Llevaba ortodoncia como ella y las gafotas cambiaban de color pero practicamente eran como las de ella. El trabajo fue un gran éxito para la profesora, no así para sus compañeros que la envidia les rompía los esquemas de estúpidos.

Decididamente había cambiado mucho, Pedrín era un pedazo tío, totalmente musculoso, con un pelo tirando a rubio, unos ojos negros profundos como cavernas llenas de belleza, que brillaban, con una deslumbradora sonrisa que dejaban a la vista unos dientes blancos y preciosos. Vestía uno pantalon vaquero pegadito, una camisa de rayas y una bata blanca que llevaba suelta sin abrochar.

De pronto ella sintió calor y sudor, se levanto y pidiendo disculpas se fue al baño. Muy nerviosa se miró las pintas en el espejo, el estaba buenísimo, pero ella...era un fistro. Se miró los dientes, puso la mano en la boca para ver si le cantaba el pozo. Horror!!! Una calandraca asomaba por sus dientes de color verdusco (tantas verduras...). Rebuscando en sus vaqueros encontró una tira de superflos, se la metió por todos los dientes casi haciéndose sangre. Se quito las gafas, la marca que dejaban en su nariz, parecían dos habas aplastadas. Se soltó la melena, pero la grasa amenazaba con chorrear por su frente al mínimo esfuerzo. Miro por debajo del lavabo por si había un fairy o algo parecido a un milagro antigrasa. Solo una escobilla sucia con algún resto que mejor no analizar. Volvió hacerse su moñete y salio en dirección al despacho. Estaba a tiempo,podía irse, pero algo le hacia pensar que quería volver a verlo.Entro tan nerviosa, que no vio la alfombra de la entrada, tropezando y dando con sus narices sobre la mesa del despacho. Pedrin se levanto, raudo a ayudarla, bueno, mejor dicho Pedro María. En su intento rápido perdió el equilibrio aterrizando a los pies de ella.
- Vaya, estas bien.
- Si, si, ella se incorporo pensando (Joder, por algo nos llamaban los torpes de la clase).
Sentándose en su sillón, Pedro puso cara de intriga-¿Nos conocemos?.
-No,no, creo que no. Mirando al suelo.
- Bien Mari luz, o prefieres que te llame Luz.
- Como ud. quiera.
- No me llames de ud. por favor, me haces sentirme mayor. - Una sonrisa apabullante, le cruzo la cara.- Creo, que tienes un problemilla del que vamos hablar para encontrar una solución ¿No es así?.
Entre los nervios que tenía por ir allí, la sorpresa de ver a Pedrín y lo macizo que estaba....Lucecita, rompió en lloros y más lloros, de los que vienen cargados de hipos y de mocos, que caían por su cara en forma de torrente. Lloro y lloro hasta que los hipos se convirtieron en un hiiiiiii totalmente reconocible en ella, desde que era niña. Por encima de sus gafillas vio la transformación de la cara de Pedrín al darse cuenta de quien era. Cuando el iba abrir la boca para decir algo, ella se levanto y salio corriendo del despacho, pero escuchando LUCECITAAA.
Ya en la recepción de la consulta la espigada, se le antojo como un portero de discoteca. Ella, le soltó los 100 euros y la escucho decir algo así como que la iba a citar no se que día.
Corrió escaleras abajo y ya en la calle el viento acaricio sus mejillas ardiendo de lloros, vergüenza y desesperación de su aptitud ridícula. ¿Donde ir?. Era tarde, a esas horas el extraño amigo Dimitri estaría en el bareto del barrio con sus primeras cervezas. Y en efecto, allí estaba, en la barra, sujetando la como todas las noches. Se sentó a su lado y pidió un Whiski sin hielo. De un trago. Otro, Dimitri puso la mano en el vaso.
-Ey Betty la fea (así la llamaba), no vas mu deprisa para ser tan pronto tronca?.
La verdad es que le hacia reír, pero hoy no estaba para fiestas ni gracias del colega.
Salio del bar mareada, solo había sitio donde podía ir a desahogar sus penas. Cojio su coche destartalado que aunque quisieran tunearlo era imposible de lo jodido que estaba. Parecía un coche sacado del desguace. Enfilo la carretera de la A-6. Puso la radio, metió su cassette favorito. No era el Fari, no. Era una romántica empedernida y su canción favorita la ponía una y otra vez.


Ya se divisaba el pequeño pueblo de la sierra con sus luces, sus chimeneas y ese olor a leña recién quemada. La carretera se hizo estrecha, tomo un camino de tierra. Al fondo había una gran casa de madera y en la puerta un todo terreno lexus que no reconocía.


¿De quien sera?...........


CONTINUARA




El Domingo o Lunes, próxima entrega (una cañita de regalo para los primeros lectores).

sábado, 23 de enero de 2010

LUCECITA 1ªPARTE


Realmente, se llamaba Luz, pero en casa todos la llamaban Lucecita. Le reventaba enormemente su mote, pero fue su abuela la que se lo puso. La debía un respeto, fue una segunda madre para ella. Era una gran mujer, una señora. Con un estilazo envidiable y un carácter duro pero a la vez tierno y cariñoso. Lucecita, por el contrario era todo lo opuesto a su abuela. Su cuerpo era menudo y por más que se mataba en el gimnasio, no engordaba ni un solo músculo. Su cuerpecillo estaba bien formado, pero a pesar de su edad, ya casi 40 años, parecía una niña. No era la primera vez que andando por la calle, algún jovenzuelo la había piropeado y al darse la vuelta el joven silbaba pensando: Joder, pero si es una vieja. Le gustaba vestir ropa moderna, pero tampoco era llamativa. Si en algo destacaba era en su forma de ser, cortada y con poca chispa. Sobre todo destacaba su pesimismo. De ahí que su abuela, le pusiera el mote de Lucecita. Porque si algo sabía hacer bien era llorar e ir de víctima. O por lo menos eso era lo que pensaba su familia de ella.
Nunca había tenido suerte en el amor. Los hombres con los que había estado nunca se habían rendido a sus pies. Cosa que en cambio ella se había entregado en cuerpo y alma. Y digo en cuerpo, porque a pesar de su aspecto frágil y modosito, en la cama era una verdadera fiera, que hacia enloquecer a cualquier hombre. Pero solo conseguía volverlos locos un tiempo. ¿Que pasaba después?. Algo fallaba para que huyeran de ella, como de la peste.
Se lo planteo una y mil veces, y viendo su ultima hazaña, creo que fue cuando se planteo, que necesitaba ayuda. Esta vez había caído muy profundo y aunque su pequeño cuerpo nadaba contra corriente, no era capaz de salir a flote.
Fue su hermana la que le aconsejo ir a un psicólogo. Ella siempre tan divina, parecía que tuviera siempre la solución a todos los problemas. Era como irse con su amigo Dimitri. Siempre de fiesta y cachondeo. Y claro, la vida no es así o por lo menos, ella creía que no era así.
Llegó el gran día. Ya en la puerta de la consulta y con sus 100 euros en el bolsillo, parecía que le estuvieran penetrando como dardos en su culo. Se llevo la mano al vaquero y los noto. Si, allí estaban, a punto de salir de su vida con la crisis que tenía encima. Le costaba tanto ganar dos duros o mejor dicho euros, que le fastidiaba enormemente dárselos al gilipollas que la iba a orientar.
Subió las escaleras muy despacio, planteándose una vez más si esto era necesario. Antes de tocar el timbre, se metió un llorito más, para entrar relajada y así no hacerlo delante del veterinario.
Bueno, así es como llamaba ella a los médicos. Una enfermera larga y atractiva la llevo hasta la sala. ¿Me voy corriendo y me gasto los 100 euros en copas?, o en algún modelito.
Ya era tarde, la espigada, la llamo por su nombre. Por el largo pasillo pensó en como resumir su vida por 100 euros. Eran tantas las desgracias que había pasado, que le pareció llevar poco dinero. El pasillo se hizo eterno y por fin la enfermera le abrió la puerta de un despacho. Se sentó en la mesa que había enfrente y se dispuso a abrirle la ficha medica.
Ella que era muy observadora, se dio cuenta que la atractiva enfermera no le quitaba ojo a sus grandes pechos que destacaban por la poca concordancia con su cuerpo menudo y frágil. Lucecita, tenía el pelo largo, negro y precioso, pero ella se empeñaba en recojerlo con una especie de moñeta tipo doña Rogelia. Sus ojos eran de un verde intenso, que quitaban el hipo. Pero a pesar de que su abuela se había empeñado en ponerla lentillas, ella siempre llevaba aquellas gafas horribles que ocultaba sus maneras reservadas y su poca gracia.
Una vez terminada la ficha, la espigada se levanto y se fue. Miró a su alrededor y vio títulos, cuadros y.....¿Donde estaba el diván?, el de las películas....
Oyó pasos tras ella y también escucho una voz super varonil que le decía: Buenas tardes Luz.
Al darse la vuelta y levantarse, casi se cae de espaldas. !Que horror¡.
CONTINUARA

viernes, 15 de enero de 2010

ANIMOS


Gracias a tod@s por vuestros ánimos. Me preocupa que os preocupeis .No se si esto esta bien dicho, pero me da igual, soy como Cela, que decía lo que le salia de los c...(Bueno ojala escribiera com el).Ni lo pretendo. Esta semana ha sido muy mala en muchos sentidos. Lo mejor fue el Martes. Llegue a mi clase de pintura y la profe me da 100 euros y yo le digo ¿Y esto?. Pues del cuadro.
No me lo podía creer, es como un sueño cumplido. Hay cosas en tu vida que haces por divertirte y entonces es cuando pensé que pobres pintores los que se tienen que ganar la vida pintando y llego yo, principianta, copista y del montón y vendo un cuadro sin querer. No conozco al comprador y eso me da un poco de no se como decirlo,es un sentimiento raro, porque parte de mi se ha ido con el, un desconocido que tiene algo mio. Pero si lo quería, sera que ha visto algo en el que tal vez otros no vean.
Me aduláis, queridos seguidores y me valoráis demasiado y no es que yo no lo valga. Porque yo no soy de las que se ven como una mierda en un zapato. Lo que pasa es que me queréis, pero sera verdad el refrán que dice: "Quien más te quiere te hará llorar".

Y esto lo digo, porque las personas que me rodean a diario (No vosotras, que os veo de vez en cuando). Me dicen todos los días que hago todo mal. Y eso me duele....!Dios, no sabéis como¡. Es horroroso y casi no puedo escribir esto porque las lágrimas me nublan la vista. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. ¿Es moving?. que quieren...que me vaya de mi casa y de mi trabajo. O que me vuelva loca y un día me pegue un tiro de mierda, porque ya no pueda más. En fin, que me jode estar así, sin dormir y todo el día llorando. Tal vez esto es un castigo que Dios me da, porque en la otra vida fui mala. Yo que se y me jode tener que daros la vara aquí, cuando lo que esperáis de mi, es que os divierta con mis paridas de loca.

Dice Faris, por cierto, que me alegro verte de nuevo por aquí, que cuando uno cae, tiene que salir con más impulso, pero de verdad que es difícil cuando llevan 5 años poniéndote la zancadilla cada día y te caes y te levantas y vuelves a caer. Y sales con mayor impulso, pero una vez más te tiran por el suelo, tu profesionalidad y tu dignidad como persona.
Gracias de todas formas y también a los que no hacéis comentarios en el blog, pero si en mi correo. Lo mejor de hoy, es que hay un nuevo seguidor y eso me hace ilusión.
Siento defraudar, no siempre estoy como me veis, contando chistes y partiéndome de risa. Este es mi lado negativo y cuando más me dicen "Que mal lo haces", más me hundo.

Por que soy muy sensible y no me gusta que me digan todo gritando, y no me gusta que me pongan malas caras y no me gusta que me usen para sus mejores momentos y luego me den la patada. No me digáis en los comentarios, que no sea tonta, que pase y que valgo mucho. Porque....¿Para vosotros si y para el resto no?. Aquí algo falla, y cuando ves que falla costantemente, te das cuenta que no hay coordinación y te das cuenta que no merece la pena seguir luchando por un imposible.


De verdad, gracias y no os sintaís mal por mi.
Cuando os vea os invito a algo.




Estas cosas, las tengo que lidiar yo sola y aunque sean pequeñas cosas para algunos sin importancia, son mi mundo diario.
Y solo yo soy la que puede salir de esto o quedarme y seguir sufriendo en silencio, como la del anuncio de las almoranas.

jueves, 7 de enero de 2010

AÑO NUEVO...VIDA NUEVA

Alguien me ha enviado un email con una historia parecida a esta, aunque yo la he retocado un pelin. Quería compartirla con vosotros para que veáis lo sencilla que es nuestra vida y lo complicada que nos la hacemos, o que nos la hacen. Alguien me ha dicho hoy ¿Que he hecho yo para merecer esto? Yo no me merezco que me traten así.
Pues no amiga, ni tu ni nadie, se merece algo malo, pero es injusto que después de estar dos horas recorriendo la planta de juguetes buscando la maldita guitarra de Hello Kitty y al no encontrarla, llegar a casa con algo mejor, tu pequeña moustro te diga !Jo mami, vaya kaka, esto no es lo que yo quería¡. No es justo que hace unos años me levantara el día 6, entrara en el despacho de mi padre y que estuviera lleno de maravillosos regalos y hoy me levante y no haya un solo misero regalo en mi casa para mi, y no es justo que hoy me ha enseñado alguien su muñeca con un rolex como regalo de Reyes y no es justo que después de haber estado tres horas en el corte ingles, mareada, cansada y nevada CARLOS JOSE ya estaba arto del simulacro de paz y amor y hoy ya no tenía cena esperándome. Y no es justo que alguien que lleva a tu lado tanto tiempo, te diga deja de dar coces.... Este año, voy hacer esto y lo otro y voy a, y voy..... ¿Para que querer cambiar las cosas? ¿Para que quieres tener la cesta llena?.
Relaja te, escucha esta canción y piensa.

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de Asturias cuando llegó una barca con un hombre, un joven y varios ATUNES muy grandes. Llegaba sonriente y feliz. Iba cantando una vieja canción de mar. Cuando llegaron a puerto el joven sacó una gran cesta, allí estaban los grandes peces. Al depositarla en el suelo dos de aquellos grandes atunes calleron al mar. El joven puso cara de angustia y solo pudo llevarse las manos a la cabeza y soltar un ligero susurro pidiendo perdón a su patrón.El patón no le dijo nada en absoluto y tan solo rodeo sus hombros con su brazo.

El norteamericano felicitó al hombre por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo. El asturiano replicó: Oh! Sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El asturiano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
El asturiano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a reir un buen rato con mis amigos.Tengo una vida plena y ocupada, señor.
El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de Oviedo, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
De quince a veinte años.
Y luego ¿qué?
El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y a reir con sus amigos.
Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años? .

El norteamericano se dió la vuelta lentamente, pero antes de marcharse le hizo una última pregunta.
Disculpe una vez más, señor ¿Porque no ha regañado ud. al joven cuando perdió el pescado?.
El pescador sonriente y abrazando al joven dijo: No pasa nada, yo tambien fui joven y a mi tambien se me volcaba la cesta. Para ser un gran pescador, lo primero que hay que aprender a tener, es la paciencia y no puedes enseñar a los que quieren ser como tu, si al primer problema que aparece...la pierdes.

¡¡ ME PARECE QUE HAY ALGO EN LO QUE NOS ESTAMOS EQUIVOCANDO!!