EL JUGADOR (CAPITULO VI)

Aquel ruido no fue su cabeza estallando en mil pedazos, no. Desde luego que lo que escucho fue un tiro y unos gritos. Wanda y Paxtora aparecían en la habitación con chalecos antibalas, placa en mano y pistola en la otra.
- !Los ángeles de Charli¡.- Soltó Pepper con cara de medio alivio.
Bob no sabía si eran los ángeles de Charli, las super nenas o  Bonnie and Clyde. Lo que si sabía es que gracias a Dios llevaba los calzones azul marino y no los venecianos......la frenada se notaría menos.
Una mujer rubia y chiquinina que iba con ellas, se dio a conocer.
- Hola, soy la inspectora Fish y ellas son la inspectora Wanda y Pax.
Bob, las miro de reojo, aparte de estar bien buenas, le habían salvado la vida. Una de ellas explico como intentaban protegerle desde que salio del aeropuerto de Estocolmo. Y también sabían que ella se había llevado toda la recaudación de la partida clandestina. Estaba ya claro, porque el bolso de la Pepper pesaba como un muerto cuando se lo lanzo en el cuarto de baño.
- No pienso decir nada, si no es delante de mi abogado.
Una vez en comisaria Pepper hizo la llamada a su abogado y en apenas unos minutos, apareció por la sala de interrogatorios. Traje gris marengo con raya diplomatica, corbata de seda de Damasco de color rosa y flor de lis en rosa fucsia, zapatos de Sebagos, gemelos de oro con una pequeña incrustación de un brillante, morenazo, alto y poco pelo engominado hacia atrás con caracolillos en la nuca, sonrisa de oreja a oreja y los incisivos partidos en vete a saber que pelea juvenil de cuando habitaba en otros barrios.
Pepper se abalanzo sobre el, abrazando y besando a la vez. Aquella relación, pensó Bob, era algo mas que la comercial. Allí había mucho Congo-mango le parecía a el.
Las inspectoras se quedaron de una pieza al verle entrar, era un tío resulton y sobre todo embaucador que en todo momento se las llevo a su terreno, dejándolas sin ningún tipo de pistas de lo que había hecho su clienta con aquel dinero. En cualquier caso consiguió sacarles de allí en menos de una hora. Una vez en la calle y tan si quiera mediar palabra, Manu, el abogado les llevo directamente a su casa. La mansión era un derroche de lujo andaluz, con plaza de toros incluida. Cada uno fue conducido a una habitación en la que tenían baño incluido. Por fin pudo darse un baño de los de campeonato. Le supo a gloria. Una vez lavado, planchado, afeitado y acicalado, bajo las escaleras encontrándose en un salón mas grande que su casa. Allí en un gran orejero estaba sentado Manu junto a la chimenea. En una mesilla frente a el, un tablero de ajedrez con unas maravillosas piezas labradas en piedra. La partida estaba empezada y el abogado con sus manos sobre su barbilla reflexionaba sobre ella.
- Veo que también a ud. le gusta el ajedrez.- Dijo Bob.
- Si, sientese y fijese en esta jugada. Pepper me la dejo a medias la ultima vez y aquí estoy dándole vueltas.
- Eso me suena, creo que es especialista en muchas cosas.
Viendo como estaban las piezas situadas, Bob pensó en lo complicado que tenia la jugada, realmente la tía esta jugaba bien y practicamente le tenia acorralado.
Al fondo del salón apareció Pepper espectacular. Estaba impresionante, los dos la miraron de arriba abajo con cara de deseo y los dos pensaron en la ropa interior que llevaría. Al instante sus miradas se cruzaron desafiantes, se median, se calibraban esperando una respuesta. Manu fue el primero en reaccionar, se levanto de su asiento y cogiendo la mano a Pepper a la antigua usanza la beso a la vez que susurraba: Princesa, estas preciosa. Bob se levanto y la beso en las mejillas, y un cosquilleo sintió bajo su ombligo al sentir el olor que desprendía tan embriagador. Ese olor que le recordaba a la secadora dando vueltas y vibrando bajo su cuerpo.
La cena fue un tanto fría y no precisamente por su contenido. Como buena cocina andaluza, no falto el pescaito ni el rebujito, que poco a poco les hizo ir relajándose a los tres. Un poco mareados y con una buena tripada subieron a sus habitaciones. Ella se despidió en su puerta dando un beso a cada uno en los labios y desapareció dándoles con la puerta en las narices. Cada uno se fue a su habitación sin decir ni pío.
Pepper estaba realmente cansada, se quito el vestido y se quedo en ropa interior, que como bien adivinaron ellos, era una preciosidad de encaje y puntillitas al estilo francés que realzaba sus caderas y le hacían un tipo envidiable.Había un equipo de música en su habitación y un montón de discos de vinilo en una estantería. Dando una ojeada rápida, eligió uno y lo puso en el plato. Hacia tiempo que no sentía aquello  de poner la aguja y ver los movimientos giratorios que la llevaban a tiempos remotos.
Buffff !Que pelicula¡ "9 semanas y media". Solo escuchar aquella cancion, la puso cachondilla.


A los pocos minutos, alguien toco su puerta. ¿Quien seria?. Bob, que continuaba dándole un morbo especial por ser un hombre casi inaccesible o ¿Manu?, tierno y buen amante que le hacia transportarse lejos muy lejos.........