CUENTO CHINO PARA NO DORMIR 2

El tercero de los médicos de la policlinica era el Doctor del Moral Moratin....cachondo como el solo, mujeriego y guapetón. Lo tenia o todo ¿o no?. Se caso con la hermana del Dr. Marques, que era como un oso amoroso. Grande y adorable, aunque que como se le cruzara el cable......tenia para todas. El ultimo Doctor de la policlinica era temible por su carácter, chiquinino y encabritao desde que entraba hasta que salia por la puerta. Para Eva no había ningún problema y gracias a su salero y a esa forma de solucionar las cosas, no había movida que se le resistiera.

El día que apareció el hombre de su vida, ella no pensó ni por un momento que aquel señor mayor (para ella claro) la iba trastocar de tal manera que su vida diera un giro tan inesperado.
D.Ricardo Gere era un apuesto galán de los de antes, de los que ya no quedan. La hacia reír a caudales y la besaba la mano con tal gracia que a ella se le ponían los pelos de escarpia.

Allí fue donde la conocí y pensé que allí moriríamos las dos o mejor dicho envejeceriamos. Pero gracias al destino y vete a saber que mas, pues nuestras vidas tomaron otro cauce.  Fueron muchas las juergas y las coñas que pasamos juntas. Utilizaría mil paginas para contar  cosas que nos pasaron, pero hay algunas en especial que me gustaría contar.

Por aquel entonces yo había retomado mis estudios, no quería ser una cazurra así que me apunte a una escuela nocturna. Allí había un profesor que aunque era un garruleitor estaba buenorro. Era un paleto de esos guapos con un sello en la mano derecha. !Que horror¡ Era complicado que la vista no se fuera a aquel pedazo de sello de oro tipo gitanon. He pasado por tíos con pulseras, las hay monas, pero lo del sello.....eran palabras mayores, al igual que las camisas de manga corta que me llevaba. Estaba tan emocionada con el que quería sorprenderlo a toda costa. No estaba enamorada, pero me gustaba un montón. Así que convencí a la Eva y allá que nos fuimos en mi deportivo. Era un coche monismo que me habían traído de Canarias. A pesar de los consejos de mi hermano por no usarlo hasta tener el seguro, mi empeño era tal que Eva y yo salimos rumbo a Talavera para ver y sorprender a mi paleto enamorado.




Eramos como Telma y Loise, en el deportivo, con esta música a todo trapo y moviendo el culo en el asiento con cara de divas diciendo: "Eh paletos, aquí están las supernenas".
Según llegamos aquel maldito pueblo, un niñato gilipondio que venia zingao, me embistió con una fregoneta que me hizo dar una vuelta entera sobre mi misma. El deportivo....siniestro total, Eva estampada en el cristal como un mosquito y yo solo podía partirme de risa de los nervios. Cuando nos bajamos del coche fue cuando vi el ceda el paso, que por cierto era para mi y lo tapaba un bonito camión. En aquella época no había móvil ni cámaras de fotos para hacer una atestado en condiciones. Tampoco eramos manager country, solo eramos dos marujas descojonas por la movida. Una vez que localizamos una grúa y el coche se fue para un garaje de allí. Es que encima era Domingo para remate. Fuimos a ver al garruleitor que con cara de pavo nos llevo hasta el auto-rex para volvernos a Madrid.
Por el camino yo lloraba y el me decía:
Ay  Cosita (así me llamaba el), no llore que no pasa na.
 Y Eva.....miraba por la ventana aguantandose la risa, la muy capulla. Pero gracias a Dios, hoy podemos contarlo.