CUENTO CHINO PARA NO DORMIR 4 (2)

Allí en la barra estaba el tío mas guapetón que había visto en mi vida. Eva me dio un codazo y me dijo:
Es mi ginecólogo.
Buf....como decía Julia Roberts en Pretty woman "casi me meo en las bragas de gusto".

Besos, copas, risas y cuando mejor me lo estaba pasando, la Eva me dijo vamos al baño. Nunca he entendido porque vamos al baño siempre juntas y no podemos ir solas.
- Te sujetan el bolso, se intercambian las pinturas de guerra, se intercambian también los mejores acontecimientos de la ligada.
En fin que al final también se habla de pelotas y de ligas. Todo se mueve igual.
Eva estaba como muy emocionada y no me extraña, llevábamos bastante tiempo sin comernos una rosca. El que estaba con el gine que ni me acuerdo del nombre, estaba casado y tenia que fichar, así que cogí mi super Ford Escort negro y me largue para casa pero con la promesa de que después de estar con el, vendría a mi casa a dormir y me contaría todo con pelos y señales.

Eran las 5 de la madrugada y no había señales de vida de ella, las 6, las 7 y por fin a las 7.30 sonó el portero automático. Yo no había dormido nada esperándola. Según entro por la puerta me tire encima de ella  acosándola a preguntas. Era como un sueño, el tío en cuestión era un esperto en mujeres y claro que le enseño todo tipo de posturas y formas para llegar a lo más alto que una mujer puede llegar. Allí en su consulta y con el morbo que tiene hacerlo en el sillón de examen me contó todo tipo de detalles hasta quedar dormidas como ceporras. Las mujeres no nos contamos ese tipo de cosas pero aquel día merecía la pena. Eva estaba agotada, tanta postura a lo Eva Nasarre. Que si en el sillón, boca arriba,boca abajo, el sofa, el suelo, sube, baja etc.

Entrabamos a las 9.30h y a las 9.15 abri los ojos. Eva espatarrada al lado mio y con ropa roncaba como una poseída. Evaaaaaaaaaaa levanta! ¡Mira que hora es!.
Salimos corriendo, afortunadamente yo vivia al lado de la consulta. pero a pesar de ello, llegamos allí a las 9.35. La cara del Doctor era un poema. No era para menos, los pelos tipo duquesa de alba, el rimel corrido y la cara de Eva como una aceituna "rellena". Y para colmo no hacia más que decirle:
Ha sido culpa mía Doctor, no la regañe que ha sido mi culpa.

Lo que no sabe ella es, que el muy guarro me hizo chantaje y tuve que contarle un poco la fiesta y el porque de aquellas pintas. Ese día fue muy duro pero a la noche nos fuimos a nuestro restaurante favorito para recordar la jugada y entre risas, aloz y pollo salimos tan contentas rumbo a Ricorda y terminando en Snobissimo.